Lo que permanece constante en la filosofía es la búsqueda de las últimas razones de todas las cosas obtenidas por la razón; es decir, buscar en sus causas últimas y universales la fundamentación de las cosas (Beuchot, 2011).

La verdad es uno de los problemas fundamentales de la filosofía y al que se han enfocado los distintos filósofos. Se ha buscado la verdad de las cosas y se pretende que las respuestas que se encuentran sean verdades eternas y permanentes. Esta búsqueda de verdades permanentes y eternas es lo común en todas las filosofías, mas no las respuestas. Todo filósofo en la historia ha pretendido imponer su filosofía como la verdadera explicación de las cosas y de la realidad (Zea, 1993).

Así como busca verdades eternas y permanentes, la filosofía busca el saber de la totalidad, el fundamento y la verdad de todas las cosas, no se conforma con saberes subjetivos, ocupa esos saberes para explicar la totalidad, ante la familiaridad del todo se pregunta por lo extraño (García, 1983): «En la extrañeza por el todo, el filósofo no se pregunta por cada cosa en particular, porque ésta no le es extraña como particular, sino en relación con la totalidad; es una cosa que no entiende dentro del todo» (Zea, 1993, p. 19).

A pesar de buscar los fundamentos, las verdades eternas y permanentes y la totalidad del saber, todas las respuestas que se han dado a estos problemas de la filosofía son desde un determinado horizonte histórico. Todo filósofo es hijo de su época (Villoro, 1993), de ahí que las respuestas a estos problemas y a otros que se presentan en cada época, sean tan variadas y lo que buscan explicar, en última instancia, es lo que les causa extrañeza en cada época (Zea, 1993).

Lo que permanece constante en la filosofía como una actitud natural del filósofo es el poner en cuestión todo conocimiento, esa actitud que tiene como arquetipo la figura de Sócrates como aquel crítico implacable de su cultura y sociedad. Pues ésa es una de las funciones prácticas de la filosofía: ser crítico de la cultura y la sociedad en la que se vive (Beuchot, 2011), el cuestionarse todo el tiempo sobre todo es la actitud crítica de la filosofía. Si bien la filosofía ayuda a fortalecer dominios de poder y consolida la ideología de una época, ésta deja de ser filosofía cuando se transforma en ideología, pues la filosofía al ser crítica no puede enajenarse en doctrinas, su función es liberadora.

La filosofía, aunque definida como amor a la sabiduría, no se limita a este significado como se ha mostrado, pues en cada época y cada filósofo la ha definido de forma particular, lo que nos demuestra su multivocidad. Pero, más allá de sus múltiples significados, lo que resalta de esta multivocidad es que es una actividad intelectual que todo ser humano puede llevar a cabo y que no es una actividad exclusiva de un sujeto o una cultura en específico. Si bien el concepto aparece con los griegos en el siglo VI a. C., podemos por analogía comparar los saberes filosóficos de otras culturas.